"E igualmente escandalosa es la dimensión económica pues el sistema
penitenciario, en manos de compañías privadas, léase con ánimo de lucro,
se ha convertido en un inmenso negocio y un grupo de interés con un
enorme poder de cabildeo (lobby) en los pasillos del Congreso
en contra de la relajación de las disposiciones legales (especialmente
en relación al menudeo de droga) que garantizan un flujo de “clientes”
estable. Véase el caso del Estado de California, en quiebra
presupuestaria, que gasta 50.000 dólares al año por recluso, una cifra
siete veces superior a lo que invierte en cada estudiante de primaria.
Las prioridades están claras: hace dos décadas, el gasto en
universidades de California duplicaba al gasto en prisiones. Hoy, por el
contrario, el gasto en prisiones (10.000 millones de dólares para
atender a los casi 150.000 reclusos), duplica al gasto universitario.
Si todos los presos fueran agrupados, su población sería la segunda ciudad de Estados Unidos."
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